La periodista María Patiño lleva muchos años frente a las cámaras, y aunque al principio su trabajo era de reportera de calle, gracias a su buena labor supo labrarse un futuro desde un puesto más cómodo, sentada en una silla de plató desde los programas más codiciados en su profesión.
Gracias a ello, hemos podido ver cómo ha evolucionado en varias aspectos de su vida, pues aunque no es muy dada a compartir información privada, de vez en cuando si da pinceladas de ese aspecto tan personal, y en esta ocasión ha compartido su parecer sobre algo de sí misma dejando a todos impresionados.
El gran cambio de María Patiño que le hace pasar pudor
En uno de los espacios en que participa, emitían hace unos días atrás las instantáneas de María en sus comienzos como tertuliana para Emma García en A tu lado, y es ahí donde se pudo observar con precisión cómo ha cambiado físicamente, dejando al público anonadado con ello.
Aparte de los innegables cambios de coloración y forma en su pelo, a los que Patiño nos tiene más que acostumbrados pues le encanta «jugar» con su melena para no aburrirse, lo que más ha llamado la atención de los televidentes y sus compañeros es el rostro de María.
Obviamente, los 15 años de diferencia entre la actualidad y la fotografía no han pasado en balde, y ya queda poco de la tímida María sin modificaciones estéticas que aparecía en ese momento retratada, pues a lo largo del tiempo se ha ido sometiendo a algunos retoques en la faz para mejorar los defectos, como por ejemplo la nariz.
Inicialmente, María se avergonzaba en cierta medida de verse así, pero no podía evitar aplaudir tras oírse decir esto sobre una colega de profesión:
No quiero que ese negocio que no ha funcionado bien ante los medios se lleve consigo a una compañera.
Sonsoles Ónega le preguntaba el motivo de su aplauso, a lo que espetaba:
A mi yo del pasado y al de ahora, por que aunque la cara no sea exactamente igual tras operarme la nariz, y varias cosas más, sigo siendo la misma, y me llena de orgullo.
Para ser sinceros, Patiño siempre ha sabido ganarse su puesto por sus atributos como trabajadora, sin importar el físico que mantuviera, y aunque se abochornase al principio por la gran diferencia entre el antes y el después, nunca se ha arrepentido de hacerse los cambios en la faz ni de salir al natural.