En la actual edición del programa grabado en Honduras, debido a la situación de pandemia global, los últimos concursantes y los trabajadores del programa viajaron de regreso a España en un mismo vuelo.
Los participantes estaban desbordados por las medidas sanitarias que tenían que acatar y que les habían explicado al inicio del trayecto de vuelta, pero lo que no esperaban era lo abrumadora que iba a ser la prensa.
A su salida, una marabunta de medios los esperaban para hacerles preguntas y fotografiarlos, siendo las protagonistas la mujer y la nieta de Ortega Cano. Ambas se sintieron angustiadas y desasosegadas y no es de extrañar, hay que recordar que regresan de estar en playas prácticamente aisladas durante casi noventa días, y que bastante tenía de peculiar en esta ocasión su retorno a casa como para ver a tantos reporteros agolpados saltándose las medidas mínimas impuestas por el Gobierno central.
Ninguna de las dos era consciente de que habían sido filones clave en cuanto a contenido del reality, y de ahí el interés mediático en conseguir las primera palabras de cualquiera de las dos.
El padre de Rocío Flores dijo que le habían comunicado que Aldón había llorado porque, uno de los medios le preguntó al respecto de la aparición de su hija mayor en un programa de televisión, cosa de la que ella no había tenido noticia, y que pese a llevar puestos auriculares con música (medida que toma el equipo de dirección para evitar este tipo de situaciones), había podido oír la pregunta.
Por su parte, el conductor de las galas de los martes, conocidas como Tierra de Nadie, quiso dar su más humilde parecer diciendo que, no le parecía que fuesen la manera de atender a nadie pues debemos recordar que los que acababan de aterrizar eran semi finalistas, que vienen de un aislamiento en calma y que cualquier tipo de cuestión les va a afectar claramente. Hay que tener cuidado con la información que se les va a dar pues son extremadamente sensibles al respecto.
Consecuentemente, las respuestas no se hicieron esperar y algunos periodistas dicharacheros dieron su criterio al respecto. Tal es el caso de Rábago, quién aprovechó para criticar dichas declaraciones, aclarando que el compañero que hizo esa cuestión estaba haciendo su trabajo y que quién había puesto un tono de extremismo era la protagonistas pues no era para llorar tampoco.
Para finalizar la controversia, Sobera quiso aclarar que no se le había preguntado exactamente, sino que a su juicio, a Ana María se estaba atosigando con información camuflada del exterior, y que eso era lo que no podía permitirse.
Esperamos que en futuras ocasiones no se vuelva a repetir, pues es obvio que algunos de los compañeros entrevistadores no actuaron bien adelantando dicha información a modo de pregunta, y que se saltaron las distancias mínimas de seguridad, cosa del todo reprochable.