En nuestro país, según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza, más de 10 millones de personas, es decir, el 21,5% de la población, están en riesgo de caer en la pobreza. Se trata de una cifra impactante, pero esta cifra podría verse considerablemente aumentada por la crisis del coronavirus, que, además de provocar una emergencia sanitaria, también está provocando una emergencia alimentaria de consecuencias aún impredecibles.
Con el fin de dar respuesta a esta emergencia para las familias más vulnerables y para sustituir las tradicionales colecciones presenciales, la Fundación «la Caixa» ha puesto en marcha la campaña «No hay casa sin comida» con una donación inicial de 100.000 euros y el objetivo de recaudar fondos para la Federación Española de Bancos de Alimentos. Una pequeña contribución puede ser una ayuda decisiva y por eso se invita a los ciudadanos a dar lo máximo posible a través de una página web, enviando un SMS con la palabra «ALIMENTOS» al número 38014 o a través de la red de cajeros automáticos de la Caixa.
Ángel M. Franco, Director de Comunicación y Prensa de la FESBAL, advierte del «fuerte aumento de la demanda» provocado por la cuarentena. «El Banco de Alimentos de Madrid recibe 450 llamadas diarias de personas que no tienen nada que comer. Las ONG que nunca nos han pedido alimentos están pidiendo una acreditación urgente para poder empezar a recibirlos y distribuirlos en su área de influencia». Pero lo peor no es el futuro inmediato, dijo, sino el futuro incierto ante la pérdida de puestos de trabajo, con cifras históricas de desempleo: «Si atendemos hoy a poco más de un millón de personas, estimamos que atenderemos a más de un millón y medio en los próximos meses», cifra que sólo guarda similitudes con lo peor de la crisis de 2008. E incluso aquellos que no aparecen en las estadísticas están sufriendo las consecuencias de una situación que supera todas las previsiones. «La novedad de esta situación», advierte Franco, «es que también ha paralizado la economía sumergida. Son personas que de repente se encuentran sin ingresos y sin posibilidad de desempleo. Muchos de ellos tendrán que recurrir a la ayuda alimentaria como la proporcionada por la FESBAL».
Lo que da esperanza ante esta dura realidad es la solidaridad de las personas y empresas que, con sus donaciones, ayudan a las personas en situación precaria a obtener alimentos básicos a través de los 54 bancos de alimentos distribuidos por toda España y de las organizaciones de ayuda que trabajan con ellos. Estos esfuerzos deben redoblarse ahora «porque son más necesarios que nunca para mitigar en la medida de lo posible los demás efectos negativos del coronavirus, que van más allá de los efectos sobre la salud». La labor de los bancos de alimentos también se ha complicado mucho, ya que «la mayoría de los voluntarios están jubilados y, por lo tanto, son una población de alto riesgo». Muchos de ellos no pueden participar en la recogida y distribución de alimentos».
El portavoz de la FESBAL, también voluntario jubilado de RTVE, destaca el trabajo de los que aún están en el campo. Gracias a ellos, los bancos de las grandes ciudades siguen operando a buen ritmo, aunque algunos de ellos tienen muy poco servicio y la mayoría de los bancos de las pequeñas ciudades permanecen cerrados. También hay que mencionar el apoyo puntual del ejército en Zaragoza, la UEM en La Rioja y la Guardia Real en Madrid, además de la encomiable labor de los universitarios de Córdoba, Madrid y Barcelona, que han sustituido a algunos de los 3.200 voluntarios permanentes de la organización.