Desde que en el mes de febrero Rocío Flores participase en Superviviente, la joven malagueña ha conseguido ganar una fama inusitada hasta el momento, pues pocas personalidades habían conseguido cautivar al público con tan poco tiempo de aparición en la televisión.
Sus primeros pasos por los platós arrasaron con todo lo planeado, su éxito ha sido tal que también se ha reflejado en su vida personal ahora que ha decidido centrarse en ella misma.
El cambio radical de Rocío Flores
La joven de 24 años ha madurado considerablemente en su tiempo en Honduras y los meses posteriores a su regreso sólo son un reflejo de ello, pues desde que regresase a mediados de año a España, aparte de protagonizar una portada del corazón, ha conseguido independizarse para dar el siguiente paso en su noviazgo con Manuel Bedmar.
Y es que la hija de Rocío Carrasco siempre señaló a Bedmar como uno de sus principales apoyos junto a su padre, hermanos y Olga Moreno, por lo que no era de extrañar que tarde o temprano diesen el siguiente paso.
Al regresar a Málaga tras el concurso, Rocío había perdido unos 16 kilos por las duras condiciones de alimentación y localización del mismo, y la nieta de Rocío Jurado se veía tan bien que decidió que no volvería a su antiguo yo nunca más.
Hemos de recordar que, debido a los problemas con su madre, la hermana de David Flores tuvo una depresión profunda que se exteriorizó en sus problemas de peso, y ahora se encontraba mejor que nunca tanto física como mentalmente.
Por ello, la influencer ha compartido a través de sus redes cómo ha conseguido mantenerse desde que llegó a casa, pues las tentaciones son muy grandes, así que ha relatado cómo a través de mejorar sus hábitos alimenticios, maderoterapia, boxeo y ejercicios cardiovasculares en ayunas, ha logrado su meta.
Incluso su propio padre Antonio David, se ha sorprendido al ver cómo su hija mayor lograba uno de sus objetivos que le había dado mayores quebraderos de cabeza durante toda la adolescencia y está muy orgulloso de verla radiante.